La gestión del talento es un apartado comúnmente olvidado en la mayoría de empresas y compañías. Sin embargo, es uno de los aspectos que más influyen en el éxito o el fracaso de cualquier empresa. Descubre cómo optimizarla para utilizarla a favor de tu compañía.
Descuidar la gestión del talento es un fallo muy grave que puede afectarnos profundamente en nuestra trayectoria empresarial. Es vital que tenemos claro lo siguiente: los trabajadores son el recurso más valioso de cualquier empresa. Procurar su bienestar en la compañía es una de las tareas a las que más atención tenemos que prestar, precisamente por la dificultad que plantea. El bienestar de un empleado va más allá de su salario.
Al fin y al cabo, si un empleado no está cómodo en un ambiente laboral, y tampoco le compensan el resto de condiciones de su contrato (salario, puesto, etc), es muy probable que nos abandone en cualquier momento. Y la marcha de un empleado no solo afecta a las pequeñas y medianas empresas, sino también a las grandes multinacionales, muchas de las cuales pierden millones cada día por no favorecer el bienestar del empleado.
Evidentemente, a la oficina se va a trabajar. Pero debe haber unas pautas mínimas entre jefes y compañeros. No todo vale. Por tener un contrato y un salario, nadie tiene derecho a perjudicar a alguien o restarle importancia a los logros que pueda obtener para la empresa. Si esto sucede, nos estamos encontrando con una pésima gestión del talento, que nos está perjudicando como empresa sin ni siquiera darnos cuenta.
La frialdad profesional de muchas empresas juega en su contra en este aspecto, y no se invierte ningún esfuerzo en captar y afianzar los perfiles talentosos que son beneficiosos para nuestra empresa. Si eres consciente de que esto es importante, y quieres saber cómo hacerlo, sigue leyendo.
Claves de la gestión del talento
A continuación te presentamos las claves para optimizar la gestión del talento en tu empresa.
Salario emocional
Actualmente, el conocido como salario emocional puede llegar a tener más peso que el salario económico. La actitud de la población está cambiando, la idea de trabajar muchas horas durante toda la vida para poder disfrutar cuando llegue la jubilación se está perdiendo. Es por ello que muchos trabajadores negocian estas condiciones antes de incorporarse a un puesto de trabajo. El salario emocional puede hacerles decantarse por un trabajo que les proporcione menos sueldo y responsabilidad, pero les permita aumentar su calidad de vida, antes que por un cargo de responsabilidad y salario alto. Tener más tiempo para nosotros mismos, poder trabajar desde casa, conciliar con nuestra familia… Son factores que tienen un enorme peso en la actualidad, y que no debes descuidar si quieres mantener el talento de tu plantilla.
Reconocimiento
Estamos muy acostumbrados a llegar a un trabajo y conformarnos con nuestro sueldo a final de mes. Pero ha sido demostrado una y otra vez que la falta de reconocimiento disminuye el bienestar de los trabajadores, y por ende, su productividad. No reconocer y recompensar los logros de alguien puede ser altamente destructivo para la empresa. Puede que esa persona no decida abandonar su trabajo, pero seguramente su actitud será muy distinta. Si se trata de alguien con un puesto de responsabilidad al que no se le han recompensado sus logros, este puede perjudicar a los que estén en un escalafón inferior. La frustración de los trabajadores es un tema del que no se suele hablar, pero que todos hemos conocido. Esta suele ser la que desencadena la mayoría de problemas del día a día. Quizá ese trabajador no se vaya, pero otros que se sientan menospreciados pueden hacerlo.
Satisfacción personal
¿Es feliz la gente que trabaja en tu empresa? Pregúntate eso. La gente satisfecha y feliz trabaja mejor. Si alguien es infeliz por las condiciones en tu empresa, o tiene miedo de ser despedido, no trabajará mejor. Será un empleado dispuesto a marcharse a otra empresa a la mínima oportunidad. La satisfacción del empleado es el objetivo final de la gestión del talento. Un empleado satisfecho es un empleado que no solo quiere quedarse, sino que quiere dar lo mejor de sí mismo. De hecho, suele suceder que los trabajadores que aportan menos a la empresa y no se esfuerzan al nivel requerido, son los que más probabilidades tienen de no querer cambiar de trabajo. Si han encontrado un puesto que les permite trabajar por debajo de lo requerido, seguramente estarán felices con eso. Así, si no provees una buena satisfacción a tu plantilla, te acabarás quedando con los empleados menos valiosos, mientras que aquellos que mejor trabajan tendrán siempre otro trabajo en mente. Y dado su talento, seguro que lo encontrarán antes de lo que puedas esperar.