"El tiempo es el consejero más sabio de todos" Pericles
La palabra aburrimiento causa temor a la mayoría de la sociedad. Llenamos de tareas nuestras agendas para ocupar todo el tiempo que tenemos disponible y así evitar la sensación de estar aburridos. Vivimos debajo del lema ?el aburrimiento, el no hacer nada, mata nuestra productividad?. El problema es que no tenemos en cuenta que hacer no siempre quiere decir ejecutar tareas. Puede ocurrir que incluso nos ayude a ser más eficientes y mejorar nuestra productividad en la oficina.
Normalmente no tenemos en cuenta nuestro cuerpo cuando planificamos nuestra vida, como vimos en el post de cómo mejorar el rendimiento laboral respetando tu reloj biológico. De la misma manera, no nos paramos a pensar que nuestro cerebro necesita tiempo para recibir información, pero también tiempo para procesarla. Si nos pasamos el día haciendo cosas, no le damos a nuestra mente la oportunidad de pensar sobre los inputs que le llegan.
Cuando no estamos ejecutando tareas, cuando el cerebro tiene tiempo libre, entramos en un estado de relajación, que nos permite meditar y reflexionar. La mente empieza a divagar y a inventar cosas, es el momento cuando fluye la creatividad. De hecho, que las mejores ideas ocurren en la ducha, es un cliché real. El cerebro y la fuerza de voluntad necesitan un descanso para generar nuevas y frescas ideas.
Aplicado a términos de productividad, cuando la mente descansa, podemos analizar la manera más eficiente de realizar las tareas, y surge la necesidad de hacer otras tareas. Es igualmente ineficiente sólo pensar y no hacer, que sólo hacer y no pensar.
Al contrario de lo que muchos podemos creer:
- El aburrimiento es una de las causas menos conocidas de la baja productividad de los empleados. Normalmente puede ser una consecuencia de:
- Falta de control sobre lo que se está haciendo.
- Falta de reconocimiento por parte de los demás.
- Sensación de estar haciendo algo que no es importante
- El aburrimiento se puede traducir como una falta de motivación.
- El aburrimiento produce estrés y baja autoestima.
El mejor antídoto contra un aburrimiento improductivo es la curiosidad, las ganas de aprender. La curiosidad es el motor que nos mueve a hacer cosas, es una gran generadora de productividad, pero para que aparezca debemos darle tiempo a nuestra mente.
Un estudio publicado en The Cambridge Journal of Education, debate sobre considerar el aburrimiento como una emoción humana legitimada que pueda ser el centro del aprendizaje y de la creatividad.
La clave está en encontrar un equilibrio entre nuestra faceta doer y nuestra faceta thinker, buscar tiempo tanto para hacer cosas como para pensar qué queremos hacer o como queremos hacerlo. Pero sobretodo, debemos aprender a relajar la mente y a disfrutar de, como dicen los italianos, il dolce far niente.
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