El concepto eficiencia empresarial irá asociado a un objetivo y su consecución a través de unos determinados medios.
Los distintos tipos de eficiencia empresarial están relacionados con las metas a conseguir. En un negocio puede hablarse de eficiencia asociada al balance financiero, a la calidad o a la productividad. Puede contarse con procesos eficientes y empleados eficientes. Se pueden poner en marcha métodos, sistemas o políticas eficientes o que garanticen la eficiencia empresarial.
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Eficiencia empresarial: metas a plantearse
En la práctica es difícil separar unos conceptos de otros. Si no existe eficiencia en los procesos o en la productividad, será complicado que ésta se dé en el balance financiero o el los resultados globales del negocio. Cuando un área deja de ser eficiente, su impacto actúa de lastre y puede arrastrar consigo a la empresa al completo.
Para no perder eficiencia empresarial es necesario fijarse objetivos, asociados a las distintas variables a controlar. En el establecimiento de estos objetivos es imprescindible un esfuerzo de autoevaluación que permita conocer la situación actual de la organización, ya que sin esta referencia su cálculo no aportaría tanta utilidad como se espera.
Entre las metas planteadas pueden encontrarse:
- Objetivos financieros: como reducir el gasto, incrementar el beneficio neto, aumentar las horas facturables o reducir el número de horas no facturables a un proyecto.
- Objetivos motivacionales: aumentar la satisfacción laboral de la plantilla, incrementar el grado de satisfacción de los clientes o conseguir que el porcentaje de retención de clientes sea superior.
- Objetivos de calidad: reducir la tasa de defectos, aumentar las entregas a tiempo, disminuir el índice de devoluciones o incrementar el número de llamadas por hora atendidas en el servicio de atención al cliente.
- Objetivos de productividad: aumentar la proporción de horas dedicadas a actividades productivas por parte de cada empleado, disminuir el tiempo perdido entre tareas, reducir el número de retrasos en la entrega de proyectos, aumentar el tiempo medio de actividad, disminuir el tiempo semanal dedicado a reuniones o conseguir reducir el número de horas extra necesarias.
Los objetivos de eficiencia empresarial en la práctica
Una vez identificadas las áreas donde se quiere aumentar la eficiencia empresarial se trata de concretar los objetivos a perseguir. Ha de hacerse en términos realistas, cuantificables y por consenso, siempre, con las partes implicadas.
Ejemplo de ello sería:
- Objetivos financieros: reducir el consumo energético de los ordenadores de la oficina en un 20%. Una medida que podría plantearse en combinación con políticas de teletrabajo.
- Objetivos motivacionales: aumentar el porcentaje de retención de clientes en un 4%. Meta que podría alcanzarse si se controlase el número de llamadas atendidas en el call center por hora y la duración media de las mismas. Indicadores que habría que tomar en cuenta para, a la vista de los datos aportados, realizar los ajustes correspondientes.
- Objetivos de productividad: Reducir a 1 hora por día el tiempo máximo empelado en la consulta del email. Un objetivo difícil de conseguir, pero posible, si se cuenta con un software que permita medir el tiempo dedicado a cada actividad o aplicación dentro de la jornada.
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