Roles directivos, técnica y personas
«Los sistemas deben estar al servicio de las personas y no las personas al servicio de los sistemas.» Peter Brabeck, ex Presidente de Nestlé.
Frente a los procedimientos tradicionales, que ponían a los individuos al servicio de la técnica, hoy día el componente humano de las organizaciones ocupa una posición primordial. Es tarea de los roles directivos el darse cuenta de que las personas son el verdadero valor de las empresas y de que, sólo a través de su motivación, compromiso y satisfacción, es posible plantearse el ser competitivo de manera sostenible en el tiempo.
Los avances tecnológicos, que fomentan la descentralización a la vez que potencian las comunicaciones; las economías globalizadas, junto con la desregularización y las nuevas caras de los mercados; son el escenario donde las empresas han de saber moverse y poder sobrevivir. En un entorno así, donde las transformaciones se suceden a un ritmo frenético, el conocerse bien es la forma más eficaz de adaptarse a los cambios que sobrevienen.
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Creo en ello porque es imposible – ?I believe in it because it is impossible?, Mintzberg
Este nuevo escenario entraña tal complejidad que no admite que los roles directivos continúen con la misma dinámica que hasta hace algunos años. Ya no son suficientes las funciones tradicionales del alto directivo:
- Diseño de la estrategia de la empresa y control de su implementación.
- Definición de políticas de empresa, procedimientos y normativas de control de empleados.
- Asignación de responsabilidades.
- Gestión de recursos económicos.
La razón es que, en el nuevo entorno competitivo, este enfoque carece de sentido ya que son las personas el nuevo valor, por encima del financiero; y son su conocimiento y experiencia el activo estratégico más importante y sensible a la vez. La misión de los roles directivos de esta era es contribuir al crecimiento de este activo:
- Cuidando el entorno donde se desarrolla.
- Facilitando la aparición de procesos de conocimiento.
- Fomentando la creatividad.
- Construyendo la misión de la organización.
- Orientando el trabajo a objetivos.
Tal y como Ghoshal y Bartlett (London Business School y Harvard Business School respectivamente) afirman, el directivo debe procurar:
- No perderse en detalles, sino apostar por la definición de líneas generales donde los empleados, desde su autonomía, puedan fluir en un entorno de corresponsabilidad.
- Evitar centrar sus esfuerzos en la estrategia y concentrarlos en las personas y en adquirir un conocimiento sobre ellas y su trabajo.
- Olvidarse de desarrollar sistemas y preocuparse más por ayudar a crecer a las personas que son, al fin y al cabo, el recurso más importante y más difícil de gestionar, y al mismo tiempo el único sobre el que se carece de toda ciencia.
Siguiendo la recomendación de Peter Brabeck, ex Presidente de Nestlé, «los sistemas deben estar al servicio de las personas y no las personas al servicio de los sistemas», entre las funciones de los roles directivos se hallaría el encontrar la tecnología necesaria para llevar a cabo con éxito todas sus obligaciones, conduciendo a la empresa hacia el éxito a través del cumplimiento de objetivos y la mejora, progresiva y continua, de resultados.
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