Así está la productividad en España, Europa y Estados Unidos

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Así está la productividad en España, Europa y Estados Unidos

describe the imageSegún el ‘Informe 2012 Fundación BBVA-Ivie sobre Crecimiento y competitividad’ España tiene 68,5 puntos en cuanto a productividad por hora trabajada, lejos de Alemania (87,1) y la Eurozona (75,9).

Los datos hablan por sí mismos y nos dejan en evidencia: nuestro rendimiento laboral o productividad es más baja que la de otros países europeos y también es inferior a la de Estados Unidos, a pesar de que los españoles somos uno de los países que más horas pasamos dentro de la oficina. Solamente Portugal y Polonia alcanzan cuotas de productividad inferiores a las nuestras.

Esta realidad es la consecuencia de la creencia que tradicionalmente asociaba una jornada laboral más extensa a un mayor rendimiento laboral. Sin embargo, está comprobado que existe una relación negativa entre horas y productividad ya que, trabajando más horas, se ‘tiende a disminuir el aprovechamiento que se hace de cada una de ellas’, y a multiplicar el tiempo en que se está en la oficina sin rendir lo suficiente.

Por lo tanto no es una cuestión de horas de permanencia en el puesto de trabajo, sino de aprovechamiento del tiempo y de calidad de la actividad realizada, que son los dos factores que inciden en un rendimiento laboral positivo.



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Disminuyen las horas trabajadas por jornada, también en España

Según datos del Institut National de la Stastistique et des Études Économiques (INSEE) y de la OCDE, en España se trabajan una media de 1780 horas al año, una cifra sólo superada por Japón (1790 horas), Estados Unidos (1800 horas) y Corea del Sur (2100 horas). En cambio, las horas anuales trabajadas en otros países europeos son:

  • Reino Unido: 1630 horas
  • Suecia: 1600 horas
  • Italia: 1560 horas
  • Francia: 1540 horas
  • Alemania: 1410 horas
  • Holanda: 1390 horas

En los últimos sesenta años, las horas trabajadas durante la jornada se han reducido en todos los países desarrollados, aunque en España esta disminución ha sido mucho menos significativa.

España está avanzando en materia de productividad y reducción horaria pero sus logros todavía están lejos de las cifras alcanzadas por otros países desarrollados. Seguimos a la cabeza de horas trabajadas al año en Europa, mientras que los informes demuestran que en los últimos sesenta años la jornada laboral en nuestro país sólo se ha reducido en un 13%, cuando la media de los países desarrollados está en el 25%.

España y la Unión Europea por detrás de Estados Unidos en productividad

Si tomamos Estados Unidos como referencia, podemos comprobar que no sólo en España vamos atrasados, sino que los americanos superan en productividad a toda la Unión Europea (en promedio y también de manera individual a cada uno de sus Estados miembros). Un estudio del FMI sobre las diferencias de rendimiento laboral entre la Unión Europea y Estados Unidos demuestra que el continente europeo todavía se queda atrás.

Como muestra el gráfico de la derecha, la productividad de los países del sur de Europa a lo largo de los años ha sido siempre inferior a la media europea. La diferencia de mentalidad entre el Norte y el Sur de Europa se hace evidente en aspectos como las horas extra.

Mientras que aquí en España trabajar muchas horas e incluso hacer horas extra está bien visto por managers y responsables, en países como Noruega, Dinamarca o Alemania, está mal considerado ya que se entiende que el trabajador ha sido incapaz de realizar sus tareas en el tiempo que se considera establecido para ello.

Aumentar la productividad pasa por un cambio de mentalidad urgente

La productividad no depende del número de horas trabajadas, sino de cómo se han utilizado esas horas y del partido que se les ha sacado. Estamos hablando de la organización eficiente del trabajo y de la capacidad y responsabilidad del trabajador.

En nuestro país erróneamente, hemos ido evolucionando hacia un modelo basado en la cantidad, en volumen. Esto es un grave error ya que, para medir la productividad o el rendimiento laboral, no hay que fijarse únicamente en los resultados en cuanto a la cantidad o la consecución de objetivos. Eso es medir la ?producción?, y no el rendimiento laboral. La productividad depende de muchos otros aspectos, más difíciles de cuantificar pero con una incidencia decisiva en el rendimiento individual. Factores como la satisfacción, la motivación, el clima organizacional, las condiciones higiénicas, el reconocimiento o el ambiente de trabajo.

Superarnos y alcanzar a países con medias de productividad más elevadas es posible, pero requiere un cambio de mentalidad urgente y una correcta organización del trabajo en cada puesto.


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