Hace unos años una horrible historia apareció en la prensa, que al parecer reflejaba a la perfección el estilo de trabajo al que estamos sometidos hoy en día. El título ponía: ?Hombre muere en su mesa de la oficina-Nadie se da cuenta que está muerto durante 5 días.
Lo alterante de esta noticia, era que normalmente cuando alguien muere, nos damos cuenta. ¿De verdad están las cosas tan mal en el modelo de trabajo actual que no podemos distinguir a los vivos de los muertos?
Claro que la historia solió ser sólo un mito urbano.Y como es de costumbre, cada país tenía su propia versión sobre la historia. En los Estados Unidos el cadáver era un editor, en otras versiones era un consultor de la administración. Algunas historias incluso dicen que el hombre recibió un ascenso por todas las horas extras que estaba dedicando.
El presencialismo: un problema de concepto
Esta historia nos recuerda que consideramos trabajar durante horas seguidas, e incluso días normal hoy en día. Este es un comportamiento que nuestros abuelos hubiesen considerado insano.
Según un estudio británico, el trabajador medio inglés gasta 36 días al año respondiendo correos de trabajo. Los trabajadores de Londres reciben unos 9000 emails cada año, y como consecuencia el trabajo acaba entrando en nuestra vida privada. El mismo estudio reveló que el 80% de los jefes consideran apropiado contactar con sus empleados fuera de las horas laborales.
Luego nos encontramos con el problema de llegar hasta el trabajo. Los trabajadores del Reino Unido gastan 18 meses de su vida intentando llegar al trabajo, lo que suele ser costoso y estresante. Y si no tenemos suficiente estrés con todo esto, hace falta añadirle una ?lista de cosas por hacer?. Un reciente estudio ha demostrado que el extremo estrés en el trabajo es más perjudicial para la salud que fumar varios cigarrillos al día.
Un ejemplo de los peligros de trabajar muchas horas se puede ver en el americano Moritz Erhardt, un interno del Bank of America que trabajó durante 72 horas seguidas en el 2013.
Entonces nosotros nos planteamos una pregunta: ¿De verdad merece la pena trabajar tantas horas extra al día? De las 36 horas gastadas al año en el correo, sería imposible rellenar cada minuto con trabajo productivo. Lo mismo sucede con las largas horas extras.
Aparte de las tareas habituales, que hacemos rápidamente, gastamos gran parte del día en actividades no productivas, como mirar el correo, pagar las facturas, navegar por internet, soñar despiertos y esperando a que el día se termine. Y es que la verdad nos pasamos más tiempo estando ocupado haciendo cualquier cosa en vez de hacer algo productivo.
La verdad es que nos centramos más en parecer un trabajador que en ser uno.
En un estudio Estadounidense se descubrió que el 35% de los consultores administrativos de los Estados Unidos falsearon una semana de 80 horas laborales, y aún así consiguieron tener hecha la misma cantidad de trabajo que sus compañeros.
Y es que en la sociedad actual se nos enseña que trabajar durante muchas horas es bueno, y es que sobretrabajamos tanto que a veces se nos olvidan el porqué de ello.
Se puede ver un ejemplo claro de cómo se nos enseña en la cultura actual que hay que trabajar duro para poder comprar ?vida? en un anuncio de Cadillac.
Lo importante es conseguir terminar el trabajo, independientemente de los descansos que necesites o de cómo los emplees. Las empresas no parece ser que tengan ningún problema con los empleados que salen a fumar a la calle, mientras que los que no fuman y salen un momento al exterior a relajar la mente, son mirados con malos ojos. Por eso las empresas han de tener en cuenta la cantidad de trabajo hecho, no la cantidad de horas empleadas en ello.
*Información extraída de: http://www.bbc.com/news/magazine-32829232