El trabajo no es un sitio, es un resultado
Empezamos una nueva sección en el blog donde iremos publicando artículos de bloggers invitados especialistas en temas de productividad, teletrabajo y conciliación.
Hoy tenemos a Rubén Alonso de Rubenalonso.es. Rubén es un Ingeniero Software por profesión y afición que cree firmemente en el teletrabajo como la mejor forma de conciliar vida laboral, familiar y personal. Le gusta investigar y descubrir las últimas tecnologías y medios de comunicación que nos ofrece Internet, porque si Internet cambia el mundo, él no se lo quiere perder.
Fijaos en las primeras 7 acepciones que muestra la RAE para la palabra trabajo:
1. m. Acción y efecto de trabajar.
2. m. Ocupación retribuida.
3. m. obra (? cosa producida por un agente).
4. m. Obra, resultado de la actividad humana.
5. m. Operación de la máquina, pieza, herramienta o utensilio que se emplea para algún fin.
6. m. Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital.
7. m. Lugar donde se trabaja. Vivo muy lejos de mi trabajo.
Como podéis ver, de entre todas he marcado 2 de ellas porque me parecen las más interesantes. ¿Cuántas veces habéis oído «Llego tarde al trabajo»? ¿Y cuántas veces has pensado «ese llegará tarde, pero trabajar no trabaja mucho que digamos…»? Acepción 7 que muchas veces tiene poco que ver con la 4…
Por supuesto me quedo con la número 4, porque eso es lo que siento que hago cada día que trabajo, obtener un resultado del esfuerzo y la actividad que realizo. El problema es que no todo el mundo lo entiende así, que la vieja filosofía empresarial sigue promoviendo lo que malamente se le llama «presentismo» laboral, que no es otra cosa que «echar» más horas en la oficina…
Y es que con la crisis, este «presentismo» ha aumentado considerablemente por miedo a no perder el puesto de trabajo e irónicamente sin repercutir en la productividad, es decir, tanto empleados como empleadores tienen la nociva idea de que estar más tiempo calentando la silla es una forma de medir la productividad.
En conclusión, cuando entendamos que la verdadera productividad viene del verdadero trabajo, y que dicho trabajo no se mide por el horario laboral sino por el horario laborado, entonces importará muy poco el lugar desde el que trabajemos y muy mucho el resultado que obtengamos.
¿Y tú, «trabajas» o produces?