Los líderes más exitosos tienen un par de hábitos que les ayudan a mantener su energía, su enfoque y su motivación.
Hábito de líder: Ejercicio
El hábito del ejercicio ayuda a tener energía. Mejora el enfoque y la concentración. Mejora el estado de ánimo y generalmente hace que las personas se sientan más en control de sus vidas. El ejercicio es un hábito clave y generalmente actúa como un catalizador de otros hábitos positivos, por lo que no debe pasarse por alto.
Hábito de líder: Meditación
La meditación genera una sensación de bienestar. Suele traer consigo claridad, enfoque y calma. Tres atributos que cualquier líder aspirante desea tener. La meditación también puede ayudar a hacerte consciente de estar más presente. Presencia, permanecer en el momento es un desafío para la mayoría de nosotros, ya que ahora vivimos en la era de la distracción. Somos adictos a ser estimulados en todo momento, sacando nuestros teléfonos en cada oportunidad. Lo que esto ha hecho es reducir nuestra capacidad de concentrarnos en la tarea y las relaciones en la medida en que lo merecen.
Hábito de líder: Mantenerse organizado
Mantenerse organizado ayuda a los líderes a mantener una sensación de control. Les ayuda a planificar y priorizar su trabajo y evita el estrés. Mantenerse organizado al planear la semana en un calendario, elaborar una lista de tareas y preservar su bandeja de entrada bajo control le ayudará a mantener el estrés alejado.
Existe una brecha obvia entre el rendimiento y el alto rendimiento, y esa brecha puede ser subsanada adoptando estos hábitos.
Pero hay otro hábito que no solo tiene la capacidad de elevar equipos y organizaciones al siguiente nivel, sino también la de hacer del mundo entero un lugar mejor. Paradójicamente, este hábito tan determinante suele ser olvidado o pasado por alto.
El hábito más olvidado para ser un buen líder: la bondad
La bondad es a menudo pasada por alto como un rasgo débil y no uno asociado con líderes poderosos. Los líderes poderosos necesitan hacer las cosas, deben establecer el ritmo y conducir hacia los resultados. Pero ahora sabemos que esta directiva o forma de liderazgo fuerte solo obtiene resultados en ciertas situaciones y no da buenos resultados a largo plazo. En muchas organizaciones, el enfoque de mano dura es lo que se recompensa, se recompensa porque generalmente nos da resultados en la tarea. Lo que no tiene en cuenta es la falta de compromiso, el posible absentismo y la alta rotación de personal que inicia.
¿Qué pasa con los comportamientos que elevan, apoyan e inspiran a una persona a hacer lo mejor posible? Los seres humanos quieren reconocimiento, saber que son valorados y amados, así que ¿por qué no tratarlos con respeto y aliento y ver la lealtad que ganará como resultado?
No te dejes engañar cuando hablamos de bondad y ten presente que eso no significa desviar la atención de los resultados. Tampoco significa evitar la rendición de cuentas ni permitir que las personas hagan lo que desean. Amabilidad significa reconocer a la persona frente a ti, escuchar, respetar y alentar. Ayudar cuando se necesita ayuda y empujar cuando se necesita un empuje.
Este tipo de bondad es un hábito que poseen muchos de los grandes líderes y que le hará ganar respeto y seguidores en el futuro.