La historia
Hans Schilling y Marketta Schilling, un matrimonio alemán, fueron el origen de la historia de El Bulli. En el año 1962 regentaban este establecimiento en un rinconcito de vistas espectaculares y muy difícil acceso, en el corazón de la Costa Brava. Los turistas y quienes conocían de su presencia, solían acudir allí a comer los fines de semana, en especial en los meses de verano; y fueron precisamente ellos quienes ayudaron en la configuración del nombre del negocio, que pasó a llamarse "El Bulli" en honor a la pareja de bulldogs (raza conocida en francés como "Bully") que pertenecían al matrimonio germano.
De ser una cantina de playa más, el Bulli fue convirtiéndose en restaurante a medida que se iba a haciendo más conocido el lugar y que la cocina cobraba mayor entidad. La llegada de Ferrán Adriá como cocinero le otorgó la personalidad que requería para empezar a extenderse su fama gracias al boca a boca.
Fue en el año noventa cuando Ferran Adrià y Juli Soler decidieron asociarse y comprar el restaurante, creando elBulli, S.L.. Ese momento sería el inicio de una aventura que, ni siquiera ellos en ese momento, sabrían por qué derroteros les conduciría, pero que está impregnada de esfuerzos de superación, de unos roles directivos bastante inusuales aunque del todo acertados y de éxito.
Este post trata el caso de El Bulli como un caso de éxito de roles directivos. Si te interesa este tema, te recomendamos nuestra guía gratuita Roles directivos: el secreto de los mejores:
Del restaurante a la fundación
En 1997 El Bulli consiguió su tercera estrella Michelin, que reconocía su dedicación, creatividad y su carácter excepcional. Las listas de espera para comer en el restaurante eran infinitas y las peticiones llegaban con años de antelación, desde todos los rincones del mundo (concretamente entre trescientas y cuatrocientas mil por año). Nadie hubiese imaginado, en esos primeros años de la década de los sesenta, que tanta gente diferente, tantas personalidades, tanta fama terminarían por hacer famosas las piedras del sinuoso camino que conduce, aún hoy, hasta su puerta.
Pero quienes visitan ese punto de la costa ya no pueden hacerlo para encontrarse con semejante experiencia gastronómica. El Bulli como restaurante está cerrado. Ferran Adrià y Juli Soler llevan meses concentrados en "La Bulli Foundation?, que es la evolución lógica de su trayectoria creativa.
Su afán investigador, sus ansias experimentales y su decisión les llevaron a tomar una decisión tan radical, que mucha gente no comprendió en su momento. La motivación fue la pasión por su trabajo, la entrega absoluta a su labor, y no un planteamiento económico. De hecho, ésos han sido siempre sus motores y, prueba de ello, es que en la etapa del restaurante no pocas veces se finalizaba con pérdidas, algo que no les impidió en ningún momento continuar con él.
"Queremos hacer algo único, somos muy ambiciosos con la ?Bulli Foundation?, aseguraban. Persiguiendo la innovación se plantean como objetivo el ?ser un centro de estudio y análisis eficaz en la creatividad y de la manera de auditarla y divulgarla por Internet para que llegue a toda la sociedad?.
La creatividad, como elemento diferenciador, es precisamente lo que les mantiene vivos y contribuye a que su éxito se reconozca en forma de:
- Premios en el ámbito de la alta cocina.
- Galardones en áreas tan diversas como el arte, la ciencia y el diseño.
- Reconocimientos a su labor empresarial.
- Haber sido reconocido como una de las cien personas más influyentes del mundo, según datos de Time Magazine.
- Y, sobre todo, el haberse convertido en referente mundial en su área.
Ferran Adrià: su secreto
El secreto de El Bulli es la fusión y son los contrastes. Lo que diferencia esta empresa, antes restaurante, ahora fundación; de otros proyectos similares es que no hay nada que se le pueda comparar. Esa fuerza proviene de un trabajo constante y de una lucha contracorriente basada en:
- Compromiso y auto-exigencia llevada al límite desde los roles directivos.
- Cohesión de equipo.
- Combinación magistral de creatividad y disciplina.
- Una gestión milimétrica de los recursos (tiempo, espacio y talento), con un alto interés por medir y reflexionar sobre los resultados.
El equipo de El Bulli con Ferrán Adriá como cabeza visible es un modelo único que ha logrado difundir su mensaje más allá de cualquier expectativa, impactando por sus cualidades innovadoras y convenciendo por sus resultados. El entusiasmo por su proyecto ha sido y será su mayor fortaleza, que multiplica su alcance cuando se entiende unida a una selección de talentos que compagina un núcleo estable, que siempre permanece, y una parte itinerante, que permite la renovación y la frescura.