Tal vez tengas un jefe que sea sexista o racista. O tal vez un jefe que se lleva todo el mérito de lo que tú haces. Tal vez tu jefe piense que no tienes vida fuera del trabajo y te hace llegar tarde a casa todos los días. O tal vez un jefe que da demasiadas tareas con plazos imposibles de cumplir (o cambia constantemente los plazos). Tal vez tu jefe es un mentiroso patológico. O tal vez el jefe tenga favoritismos. En todas las organizaciones se pueden encontrar jefes de pan, ya sean ogros, fanáticos del control, imbéciles, microadministradores o tontos torpes. La cultura pop se burla constantemente de los malos jefes, desde el jefe de pelo puntiagudo en la tira cómica de Dilbert, hasta el jefe completamente insípido de "The Office"... pero los malos jefes no son nada divertidos cuando tienes que enfrentarlos todos los días laborables. Desafortunadamente, en la actualidad es probable que haya más jefes con exceso de trabajo y menos formación que nunca. Sin embargo, puede suceder que el mal desempeño sea solo parte de la cultura corporativa de la organización. Un estudio encontró que casi el 80 por ciento de los empleados encuestados identifican a su jefe como un gerente pésimo. Y casi el 70 por ciento de ese estudio realizado por Delta Road afirmó que su superior inmediato "no tenía ni idea" de qué hacer para convertirse en un buen gerente.
Asegúrate de hacer todo correctamente
La primera solución es un análisis honesto de tus acciones y comportamiento. ¿Cómo has actuado en el trabajo? ¿Siempre has tomado el camino correcto, o has actuado de forma poco profesional? ¿Has dado puñaladas por la espalda ocasionalmente, cotilleado o tenido un desempeño deficiente? Es probable que un mal jefe haya afectado tu rendimiento, así que trata de ignorar todas estas distracciones y céntrate en tu trabajo para ver si eso cambia algo. Busca otras fuentes de refuerzo positivo para hacer su trabajo lo mejor que pueda. Tu buen desempeño será tu mejor defensa ante este mal jefe. Y si utilizas alguna herramienta para llevar un registro de tu desempeño, entonces tendrás además pruebas irrefutables. A continuación, puedes solicitar una demo de nuestra herramienta para registrar tu productividad.
Haz una lista de malos comportamientos de tu jefe
La segunda solución es un poco más complicada, pero debería ser una experiencia catártica para ti. Haz una lista de todas las acciones de tu jefe que te estén volviendo loco. Cuando confecciones la primera versión de la lista, déjala estar unos días y revísala nuevamente, agregando o eliminando cosas tras una reflexión más profunda. Luego, clasifica las cosas de la lista de más a menos molesta. Elige las dos o tres peores y desarrolla algunas sugerencias sobre cómo tu jefe podría actuar de manera distinta en esas situaciones. Procura que estas sugerencias estén desprovistas de sarcasmo o ira, y muéstraselas antes a un amigo cercano que no tenga ningún interés personal en la situación. Una vez que te sientas cómodo con estas sugerencias, y realmente creas que son positivas y útiles, considera programar una reunión con tu jefe. Deja tus emociones en la puerta, pero prepárate para que tu jefe no lo haga, y tenga una reacción emocional. Puede que su jefe no tenga conocimiento de sus acciones, y ambos salgáis beneficiados. Pero también cabe la posibilidad de que la reunión termine mal.
Mantén un diario de incidentes
La tercera solución es parecida a la anterior, pero con ciertos matices. Consiste en documentar cada mal comportamiento de tu jefe en un diario. No juzgues ni escribas reacciones emocionales; simplemente documente los hechos de la situación y cómo el mal comportamiento impactó su desempeño, así como también otros en el departamento. Nuevamente, este proceso puede ser suficiente para relevarlo del estrés para que pueda enfrentarlo. Sin embargo, en algún momento en el futuro, tal vez cuando se va a un nuevo trabajo, podría considerar llevar el diario a un colega de confianza en recursos humanos o incluso a un mentor dentro de la empresa.
Encuentra un mentor en la compañía
Si te gusta la compañía pero odias al jefe, otra solución por la que puedes optar es desarrollar una relación de mentoría con un jefe/supervisor en otra parte de la empresa. La tutoría es una estrategia fantástica que debes considerar incluso si tienes un buen jefe, porque un mentor es alguien que puede ayudarte de muchas maneras, desde aconsejarte hasta sugerirte un ascenso. Y a la hora de lidiar con un mal jefe, un mentor puede ser una gran ayuda una vez que hayas documentado todos sus comportamientos nocivos.
No sacrifiques tu salud o autoestima
Ningún trabajo, jefe o compañía vale el precio de tu salud, cordura o autoestima. Si la actitud de tu jefe está resultando en un desgaste emocional y psicológico, y la situación es imposible de cambiar (ya sea porque tu jefe esté protegido por los cargos más altos dentro de la empresa, o simplemente, por triste que suene, porque la empresa no le da importancia a su comportamiento), entonces tienes varias opciones:
- Cambiar tu actitud: Deja de caer en los tóxicos círculos de poder de tu jefe, simplemente porque sea tu superior. Lo único en lo que tienes plena libertad es en cómo afrontar los comportamientos de tu jefe.
- Cambiar de trabajo: Si no eres feliz en tu trabajo, ni tienes posibilidades de crecer profesionalmente, entonces plantéate encontrar otro. Hay muchos empleos ahí fuera, no tienes porqué soportar un trabajo que se convierta en una tortura diaria.