Internet está lleno de métodos que te prometen ayudarte a gestionar mejor tu tiempo para conseguir el éxito en la vida. Practicar deporte, levantarte a las 5 de la mañana, meditar... Sin duda, todas estas acciones nos pueden ayudar a gestionar mejor el tiempo del que disponemos, pero una cosa es evidente: cada uno lleva una vida distinta. La organización de nuestro tiempo, por tanto, no puede basarse en hábitos tan concretos como levantarse a las 5 de la mañana.
¿Y si trabajo de turno de noche? ¿O de tarde? ¿Y si levantarme a las 5 de la mañana me obligara a acostarme cada día a las ocho de la tarde, lo cual sería desastroso para mi rutina? ¿Qué pasa si no tengo tiempo para practicar deporte? ¿Tengo que salir a correr cada día para ser eficiente en mi día a día? No hagas lo que no puedas hacer, te perjudique, o simplemente te resulte muy incómodo de realizar. Si hacer ejercicio, levantarte pronto y meditar te ayuda, estupendo. Pero si, simplemente, no es para ti, hay muchas otras formas de gestionar tu tiempo.
A continuación, te contamos una serie de claves mucho más genéricas para gestionar mejor tu tiempo. Cada uno de estos principios es flexible, y no importa el horario que tengas o la cantidad de tiempo libre de la que dispongas: puedes aplicar estas normas sea cuál sea tu rutina diaria.
Apunta lo que tienes que hacer... y lo que quieres hacer
Coge una libreta, una pizarra, un portátil, cualquier herramienta que te sirva para escribir, y empieza. Esta fase es clave para la planificación de tu tiempo, así que no temas en invertir un buen rato apuntando cosas. Puedes hacerlo el domingo por la noche, pensando en la próxima semana. O puedes hacerlo a diario, planificando las tareas del día siguiente. Lo importante es que te centres en dos tipos de tareas: las que tienes que hacer, y las que quieres hacer.
Por un lado, encontramos el siguiente ejemplo: esta semana, tienes que ir a trabajar de lunes a viernes, recoger a tu hijo del colegio el martes y el miércoles, y hacer la declaración de la renta. Esas son tus obligaciones. Por otro lado, esta semana quieres varios días al gimnasio, comenzar un proyecto online que llevas tiempo queriendo desarrollar, y pasar el sábado en la playa con tu familia. Eso es lo que quieres hacer.
Cuando lo tengas todo apuntado, pasa a la siguiente fase.
Prioriza
Evidentemente, tus obligaciones son lo primero. Pero lo que quieres hacer, va inmediatamente después. Es decir, que cuando salgas de trabajar el lunes, tendrías que hacer la declaración de la renta. Y si después te sobra una hora antes de cenar, tendrías que ir al gimnasio, o centrarte en tu proyecto online. Echarse una siesta no sería una opción viable. Si tus obligaciones son lo principal, las cosas que te apetece hacer son lo secundario.
La procrastinación no se contemplaría en tu lista de tareas. No digo que no puedas hacerlo, pero siempre una vez hayas finalizado tus tareas principales y secundarias del día o la semana. Por supuesto, esto supone un sacrificio. A todos nos apetecer distraernos a lo largo del día, pero no es lo mejor para una óptima gestión del tiempo. Especialmente, si tu horario, como el de mucha otra gente, es de lo más ajustado. Para gestionar bien nuestro tiempo, debemos centrarnos en llevar a cabo las acciones que planeamos.
Esto nos llevaría directamente a la tercera y última fase de la gestión de tu tiempo.
Actúa
Planificar es fantástico. Organizarse va a suponer la diferencia entre gestionar nuestro tiempo de forma activa y eficiente, o hacerlo de manera pasiva y desorganizada. Pero nada de lo que planifiquemos y organicemos sirve si, finalmente, no lo llevamos a cabo. Esto nos lleva entonces a la parte más importante de gestionar nuestro tiempo: cumplir los objetivos que nos proponemos. Para ello, debemos estar mentalizados, y ser conscientes de que si hacemos lo que hemos planificado, aunque no nos apetezca, probablemente seremos más eficientes. E incluso más felices, ya que veremos cumplidas nuestras metas tras mucha dedicación, esfuerzo, y planificación correcta.