Tener unos objetivos claros es vital en cualquier empresa u organización. Es imprescindible para el éxito el hecho de fijarse unas metas realistas, pero también ambiciosas. La semana pasada te explicábamos cómo distinguir la visión y la misión de una organización. Hoy nos centramos en definir los objetivos empresariales que las conforman.
Existen dos tipos:
- Objetivos estratégicos o generales
- Objetivos específicos o prácticos.
Los primeros, los objetivos estratégicos, son los que validan esa misión y esa visión que se han planteado como punto de partida. Pero, para poder alcanzar estos objetivos generales necesitamos lograr antes otros, los objetivos específicos.
Gráficamente podría representarse como una pirámide, en cuya base se encontrarían todos los objetivos específicos. A este primer nivel le seguiría otro, menos amplio aunque en ningún caso menos importante, que sería el de los objetivos estratégicos. Por último, en la cúspide de la pirámide, se situarían la visión y la misión empresarial.
La variedad de objetivos puede hacer que se planteen varias cuestiones:
- ¿Hay que centrarse en la visión o misión o en los objetivos?
- ¿Debe darse prioridad a los objetivos de un tipo o a los de otro?
- ¿Es importante el orden en la consecución de las metas planteadas?
La clave está en ir consiguiendo cada día los objetivos específicos que se hayan establecido, pero teniendo presente y entendiendo que no son más que el camino para alcanzar un objetivo general. Y que es el objetivo general el que conduce hacia la misión.
En este sentido, el proverbio que reza: "un hombre puede mover montañas, pero antes tiene que mover piedras pequeñas" expresa con gran exactitud el orden de ejecución que se debe seguir en el día a día empresarial (tanto en lo que respecta a decisiones como en lo relativo a acciones a tomar).
Y es que una compañía tiene que tener una visión y una misión, pero antes necesita tener un plan de objetivos claro que le permita llevar sus proyectos a buen término. En el siguiente gráfico puede verse representado el papel de cada uno de los objetivos en el camino que la empresa se ha marcado al plantearse su misión/visión:
Diferencias entre objetivos estratégicos y objetivos específicos
Para una adecuada consecución de los mismos es importante entender la diferencia entre unos y otros. Así, un objetivo general o estratégico:
- Debe ser alcanzable.
- Debe ser fácil de comprender.
- No tiene porqué ser cuantificable ni estar expresado en cifras.
- Debe estar acotado en el tiempo.
- Tiene que derivarse de las estrategias, la misión y la visión.
- Ha de ser muy concreto, los objetivos abstractos no tendrían cabida aquí.
- Debe poder ser convertible en tareas u objetivos específicos
Mientras que un objetivo específico:
- Debe ser siempre cuantificable.
- Debe estar limitado en el tiempo
- Debe poder medirse mediante indicadores, números y sistemas, que permitan su verificación.
- Debe estar alineado con la estrategia.
- Debe ser realista y alcanzable, pero al mismo tiempo desafiante.
- Siempre debe tener un responsable.
A modo de ejemplo práctico, una empresa que se dedique a fabricar tecnología que permita ahorrar dinero o lograr una mayor eficiencia podría verse así:
Los objetivos específicos que se plantea son objetivos pequeños, acotados y medibles (de ahí la importancia de las métricas). Ellos conducen a los generales, el paso previo a conseguir la misión propuesta. Una empresa eficiente es aquélla que tiene los dos tipos de objetivos alineados con la visión/ misión.