Los roles directivos son un conjunto de comportamientos percibidos, reales o esperados, que reflejan una determinada posición en una organización.
En este artículo vamos a contarte las 5 cosas más importantes que debe evitar un manager o directivo si quiere sentirse valorado por sus empleados.
Resulta tremendamente difícil intentar enumerar las características, habilidades o roles que distinguen a un buen directivo de uno mediocre. Es cierto que no hay un modelo de "buen directivo" en el que basarse. Por ejemplo, se puede ser un excelente gerente con un estilo de dirección determinado pero también podemos encontrar grandes directivos que tienen un estilo muy diferente a este. Ningún modelo es exclusivo del otro y la persona debe adecuar su comportamiento, habilidades y formación al estilo de dirección que mejor se adapte a su personalidad.
Lo que parece innegociable es que aquellas organizaciones que quieren tener éxito deben estar comandadas por gerentes y directivos que derrochen experiencia y conocimientos. Por eso hoy te proponemos "5 cosas que no debe hacer un directivo si quiere triunfar"
Las cosas que NO debes hacer
- No tener capacidad de decisión. Un directivo que se olvida de su inteligencia emocional tomará decisiones erróneas. Aquel directivo que se muestra dubitativo o que parece no estar seguro de sí mismo o de sus decisiones nunca llegará a dirigir una compañía de éxito. El buen directivo tiene una idea y si cree que es la correcta la lleva consigo hasta el último momento. ¿Os imagináis a un general del ejercito que no sabe muy bien qué hacer con sus tropas y por donde comenzar a atacar.
- Tener miedo. Muy relacionado con el anterior punto, si además de mostrarse indeciso el directivo es temeroso a tomar sus propias decisiones. Tener miedo es algo tremendamente natural y lo bueno es que es superable. El directivo debe perder el miedo al fracaso y concentrarse en todo lo que puede salir bien y no al revés. Es cierto que la coyuntura económica no ayuda y que día sí día también las noticias negativas crean una sensación de inseguridad y miedo. Por lo tanto debemos aceptar que forma parte de nuestras vidas, sobreponernos y aceptarlo como el primer paso para salir de esta situación angustiosa.
- Mandar antes que liderar. Un informe dice que el 51% de los directivos reconocen que en su empresa se fomenta el miedo para lograr los objetivos. Esto es un error. Nunca se debe primar el autoritarismo jerárquico por encima de un buen liderazgo como tampoco el miedo sobre la motivación. El directivo debe ser capaz de seducir, influir y emocionar a su equipo de trabajo por encima de ordenar. Citando a Jorge Cuervo «a cambio, conseguiremos que nuestros equipos no hagan sino que quieran hacer.
- Acomodarse. Todas las personas tenemos margen de mejora y capacidad para hacer mejor las cosas. El directivo nunca debe darse por satisfecho y menos en el actual cambiante entorno en el que nos encontramos. El buen directivo está en constante desarrollo de sus habilidades y formación. Lo hace por iniciativa propia, por querer ser mejor y hacer mejor a su empresa y a los que lo rodean. Las turbulencias que el entorno ha traído durante los últimos años han obligado a directivos y a las compañías a enfrentarse a una necesidad de transformación si quieren subsistir.
- No fijarse objetivos. Sin objetivos ¿cómo medimos el éxito o el fracaso? El buen directivo debe ponerse objetivos, metas; igual que un capitán de barco debe marcar el rumbo de la organización y revisar que las cosas funcionen bien. En caso contrario, no detectará problemas y oportunidades de mejora y no tendrá margen para virar el rumbo. Marcarse objetivos y trazas las líneas maestras para cumplirlos se antoja fundamental en el buen hacer de todo directivo.