5 Aptitudes básicas para potenciar el liderazgo del siglo XXI
La digitalización de las empresas ha propiciado que los trabajadores hayan tenido que adaptarse a una nueva forma de trabajar. Sus competencias han cambiado y evolucionado de forma distinta.
El papel que juegan los líderes ocupa un papel esencial en una organización, es por esto que han adquirido nuevas habilidades para adaptarse de forma rápida a las exigencias de un mercado en continua evolución. Las empresas en pocos años han cambiado por completo la visión de negocio. Ahora, la tecnología y el carácter virtual juegan un papel principal.
Conocimiento de herramientas
La aparición de herramientas que facilitan el trabajo en las empresas está en constante actualización. Un líder tiene que estar al día de estas nuevas funciones que pueden beneficiar el trabajo de su equipo.
Desde el punto de vista de la gestión de proyecto, la digitalización del proceso ha cambiado la forma de trabajar. Existen múltiples herramientas que en función del tipo de trabajo que se realiza ayudan de una forma u otra a organizar las necesidades y planificar el proyecto de forma ágil, lo que conlleva también a un ahorro de costes.
La creación de software que afectan a otros ámbitos de la empresa como control de horarios o productividad, como WorkMeter, son también recomendables para el trabajo de los líderes. La forma de trabajar también ha cambiado, la presencia en la oficina ya no es siempre imprescindible y gracias a este tipo de herramientas las empresas pueden adaptarse a los nuevos tiempos y a llevar a cabo medidas de conciliación laboral que benefician tanto a trabajadores como a las organizaciones en datos de productividad.
Creatividad e innovación
Los nuevos líderes siempre buscan ir un poco más lejos, plantear nuevas ideas y detectar oportunidades donde desarrollar productos innovadores. La rapidez con la que evolucionan los mercados en la actualidad hace que las empresas tengan que estar continuamente actualizándose y no quedar relegados con unos productos que no respondan a las exigencias del mercado.
Formación y adaptabilidad
Los líderes tienen que estar adaptados a los múltiples cambios que se producen. Probablemente aparezcan nuevas alternativas o herramientas para las que no están capacitados. Es por esto, que mantenerse al día de estos cambios y abiertos a seguir aprendiendo y formándose es importante. Así mismo, tienen que saber comunicar y trasladar a sus equipos la misma mentalidad.
Autoestima y motivación
Un líder tiene que tener una actitud motivadora que sirva de ejemplo al equipo de trabajo y que le permita hacer frente a desafíos que pueden darse. En este punto el líder tiene que tener la suficiente confianza en sí mismo y en lo que realiza para poder tomar decisiones. El liderazgo requiere determinación. En este aspecto, la autoestima es esencial puesto que la toma de decisiones no debe estar influenciada por elementos externos ni sentir miedo ante los nuevos retos que se puedan plantear después de una elección determinada.
Comunicación efectiva
La base de un buen líder es saber comunicar. En el mundo 3.0, donde como ya hemos comentado se producen continuamente cambios, hay que saber comunicar de forma directa, eficaz y coherente. Tiene también que empatizar y promover el feedback con el equipo para conocer con exactitud las necesidades que plantean y la visión que tienen sobre el trabajo realizado. Retener el talento de los trabajadores también pasa por valorar sus opiniones y tenerlas en cuentas para mejorar.